La propuesta escénica se ideó con el objetivo de la firma en mente: exponer sus diseños. Para hacerlo, instalamos filas de pedestales en el interior de una pulcra sala; sobre ellos, los artículos de lujo. La sobriedad de los bloques de hormigón acentuaba la suntuosidad de los bolsos y zapatos. Como telón de fondo, elementos asociados a la marca, instalados en estricto orden y fundidos contra la blanca pared. Una estética impactante y un juego entre lo descaradamente comercial y lo poético: repetición y singularidad, invisibilidad y presencia; el objeto —tan producto como obra de arte— eje central.