Abre en Madrid una floristería contemporánea que es un jardín, un atelier y un paseo por París. Mon Parnasse no vende ramos de rosas: propone un paseo indolente bajo un cielo azul en el que se van descubriendo y oliendo flores, flores que se van envueltas en un papel amarillo, naranja, lavanda… hasta su nuevo destino.
La puesta en escena de Mon Parnasse es importante. La escenografía es lúdica, románticamente francesa e inmersiva. El espacio está basado en la planta arquitectónica del jardín francés, en concreto, de los de Versalles. Hay simetría, perspectiva y huecos para la sorpresa. Los colores proceden también de esos jardines: los dos primarios son el verde pálido y el gris pálido; ellos son la calma y el equilibrio; sobre esos aparecen los secundarios: amarillo, rojo pálido y lavanda.Estos colores, que son los de las flores, dan energía y vibración en el ambiente.
“Mon Parnasse no es una floristería: es un jardín”
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